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Sobre mi
 

​Todo comenzó con una búsqueda


No por moda, ni por negocio. Por necesidad.

Tengo rosácea desde hace años, y sé lo que es mirar cada mañana la piel con enrojecimiento, ardor o descamación. Probé de todo: cremas costosas, productos “naturales”, rutinas interminables... pero nada lograba calmar mi piel sin dejarme nuevas molestias.

Al mismo tiempo, como mamá de tres hijos, viví en carne propia la frustración de ver cómo sus pieles reaccionaban. Uno con dermatitis atópica detrás de las rodillas y en los pliegues de los brazos. Otro con brotes de acné doloroso en la adolescencia temprana. Y el más pequeño con una piel tan seca que se agrietaba en invierno. Crema tras crema, etiqueta tras etiqueta, lo mismo: siliconas, perfumes sintéticos, derivados del petróleo. Promesas que no se cumplían. Y mi corazón de mamá, cansado.

Hasta que encontré el tallow

No fue una recomendación médica ni una receta de moda. Fue una madrugada cualquiera, leyendo, investigando, probando por mi cuenta. Y descubrí algo tan ancestral como olvidado: la grasa más nutritiva de la vaca, la que envuelve y protege sus órganos vitales, es también un tesoro para nuestra piel.

La transformé con paciencia, sin apuros. Aprendí a purificarla lentamente, a combinarla con los aceites más nobles y a respetar su esencia. Me impresionó su capacidad para reparar, suavizar y nutrir profundamente sin obstruir ni irritar. La usé primero en mí, luego en mis hijos... y por primera vez, sentí que la piel respiraba en paz.

Hoy, después de muchos intentos y aprendizajes, esa mezcla simple y poderosa vive en cada frasco que creo. No es una crema más. Es una historia de amor por la piel, por lo real, por lo que de verdad funciona.

Y es también mi forma de decir: yo estuve ahí. Sé lo que es buscar sin encontrar. Por eso, esto no es solo un producto. Es una promesa de honestidad, cuidado y respeto por lo que somos.

Hoy, después de ver cómo esta crema cambió la piel de mi familia —y la mía—, decidí compartirla contigo. Porque sé lo que es buscar y no encontrar. Porque creo que lo simple, cuando está bien hecho, puede transformar. Ojalá te sirva tanto como a nosotros.

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